En nuestro segundo viaje por el oeste de EE.UU. pasamos varios días en Arizona, concretamente entre los días 6 y 9 de la ruta, para ver la ruta entera, pincha aquí .El estado del Gran Cañón, es eso y mucho más. Sus paisajes son alucinantes y más diversos de lo que se puede pensar.
Cruzamos la frontera entre California y Arizona por la interestatal 10, habíamos pasado el día en el Parque Nacional Joshua Tree y nuestro plan era dormir en Phoenix, esta carretera nos llevó durante más de tres horas en línea recta, el aire se respiraba caliente y el tráfico, principalmente camiones, era abundante.
Día 6. Phoenix no fue más que una ciudad dormitorio para nosotros, pensábamos dar una vuelta por la mañana, pero el calor en la ciudad era tal, desde temprano, que decidimos seguir nuestro camino. Tomamos la interestatal 17, en dirección a Sedona.
Atraídos por el cartel de una oficina de información, hicimos una breve parada en Black Canyon City, nos atendió un matrimonio muy agradable, nos dieron unos mapas y nos recomendaron un bar para comer… que bien valió la parada. Comimos unos “homemade sandwiches” muy ricos.
Pasadas 90 millas desde Phoenix, llegamos a Jerome, un antiguo pueblo minero fundado en 1876, que pasó de ser, entonces, la cuarta población más grande de Arizona, a ser declarado pueblo fantasma en la década de 1950. Desde 1967, fue designado por el gobierno como distrito histórico nacional y, hoy en día, es una parada turística en la zona. Es pequeño, pero tiene mucho encanto, apenas unas cuantas calles con bares y tiendas, entre las que destaca Papillon, una tienda vintage maravillosa.
A medida que nos adentrábamos en Sedona, la piedra se iba volviendo roja…
Las carreteras tienen vistas escénicas. Mientras atravesábamos la de Oak Creek Canyon, buscamos un lugar en el arroyo para darnos un baño y refrescarnos.
Vimos el atardecer en Sedona y pusimos rumbo a Williams, donde teníamos reserva en el Grand Canyon Hotel, el más antiguo de Arizona.
Día 7. Williams es una ciudad pintoresca, parte de la Ruta 66, que se encuentra a una hora en coche de la entrada sur del Gran Cañón.
Entramos al parque, aparcamos y nos acercamos al centro de visitantes para organizar nuestro día, la información está perfectamente presentada para que, según el tiempo del que dispongas, puedas aprovecharlo bien.
Pasamos la noche en Flagstaff, otra ciudad de la Ruta 66.
Día 8. Salimos temprano, pasamos casi tres horas conduciendo hasta Page. Teníamos planificada la visita a Antelope Canyon, un cañón de ranura formado, durante miles de años, por el paso de corrientes de agua. Es imprescindible hacer la reserva con bastante antelación, ya que los grupos del mediodía, los mejores por la inclinación de la luz, se llenan rápido, incluso siendo más caros que otros horarios. Sólo puede visitarse con un guía navajo y hay varias compañías, nosotros contratamos la visita de las 12:30 con Adventurous Tours y nos fue bien. Nos tocó un buen guía y tuvimos suerte de que en el cañón no había demasiada gente. A pesar de que nos tocó un día un poco nublado, mereció la pena. Hacia las 14:00 ya estábamos de vuelta.
Nos dirigimos al mirador de Horseshoe Bend, una curva pronunciada en forma de herradura del Río Colorado. Desde la zona de aparcamiento, sólo hay que caminar algo más de un kilómetro, eso sí con calor del bueno, para encontrarse con esta impresionante vista.
Precisamente, motivados por el calor, decidimos entrar al Área Recreacional del Lake Powell, la entrada está incluida con el pase anual de Parques Nacionales, nos dimos un par de baños.
Más fresquitos, nos fuimos hacia Monument Valley, donde llegamos justitos para ver el atardecer.
Pasamos la noche en Bluff, Utah.
Día 9. De Bluff hacia Monument Valley, paramos varias veces para sacar fotos del paisaje. Monument Valley es una gran depresión situada en la frontera entre Arizona y Utah, se encuentra en territorio de una reserva india y el parque es gestionado por los navajos.
Una vez pagada la entrada, se puede circular con el vehículo propio, preferiblemente 4×4, por una carretera de tierra que va entre los monumentos, algunas partes del camino están bastante deterioradas y, aunque lo intentamos, llegamos a un punto en el que no sabíamos si podríamos pasar con nuestro coche, así que dimos marcha atrás.
Descartada la vuelta en coche, nos lanzamos a hacer un sendero a pie, el Wildcat Trail, un recorrido de unos 6 km, que rodea algunos monumentos. Muy tranquilo, sólo nos cruzamos con otra pareja, probablemente el sol del mediodía tendría algo que ver… Fue muy bonito poder disfrutar de esa otra perspectiva del valle.
Por la tarde, regresamos a Page. De nuevo, buscamos dónde darnos un baño, esta vez tomamos un desvío, justo antes de llegar a la entrada de la presa de Glen Canyon, y encontramos un sitio ideal. Un borde del río, como una piscina, donde te podías tumbar en las piedras lisas y secarte con la brisa cálida.
Pasamos la noche en Page.
Al día siguiente, dejamos Arizona atrás, y seguimos con nuestra ruta, pero quedamos enamorados de sus paisajes. 😍
*Todas las fotografías son nuestras.